Crónica de un tripulante

      La mañana del domingo llegué al muelle a eso de las 10.  Aunque salíamos en la última pega de la jornada, contra el Guerra del Rio, fuimos los primeros en bajar al túnel, en un momento ya estaba en el bote navegando con los compañeros. De camino a la salida íbamos observando las condiciones, muy poca ola y el viento racheado de la tierra, una vez en el túnel subió la fuerza del viento. De momento parecía que habíamos acertado con la vela, la “mediana”.

      Como dije nuestra pega era la última así que teníamos la oportunidad de ir viendo las otras pegas que salían delante, primera sorpresa, los botes salían con viento marero, segunda sorpresa, el Morales salía con viento bastante más terral. Y aun quedaban sorpresas, nada más darnos la salida el comité, los botes de delante nuestra, que salieron con viento de la tierra, se quedan completamente parados. Nosotros nos abrimos y de golpe nos metemos en un pelotón con el Porteño, Minerva, Guanche y Risco. Al ir por la parte de afuera del pelotón cogemos más viento y pronto nos separamos de nuestro rival, que iba buscando más el barlovento.

       En este momento el patrón decide virar para tierra, nos separamos un poco del pelotón y con viento limpio navegamos hacia Cardoso, el Guerra del Rio, al que llevábamos una buena ventaja, sigue en la vuelta afuera. De golpe nos quedamos sin viento, parados, anclados y vemos con desesperación como nuestro rival no pierde velocidad y sigue remontando la vuelta hasta que vira para tierra con mucha más altura que nosotros, el pesimismo nunca llega al bote, pero el realismo nos pega duro, el Guerra nos lleva un reloj.

      El único recurso que nos queda es navegar en la vuelta a tierra lo mas pegados posible a la costa, cualquier metro que naveguemos en la vuelta fuera son metros perdidos, de esta forma empezamos a recoger lapas por todos los muelles y bajas desde San Cristóbal hasta  el Muelle de Las Palmas. Llevamos un caña de lujo y consigue sacar el bote para afuera, la vuelta es muy larga y tenemos más velocidad que el Guerra, a la altura de la catedral estamos delante y a sotavento, increíble,  ya no tuvimos más complicaciones, ganamos la pega.